Ese día saben que el siguiente es sólo un peldaño en la subida hacia el trono sin el que comprenderse es una tortura. Ese pensamiento invade en estos momentos al Atlético de Madrid y su gente. Cuando Diego Costa abandonó el campo, a los ocho minutos, el Atlético no sintió sensación alguna de desamparo. Igual que en el Camp Nou, siguió a lo suyo, como el batallón que releva hombres en la trinchera.